Quiero saber la madre del cordero. Sé ya la sobára del fracaso, de la expectativa y estoy desganada. Bohemio de los sueños, intruso emanado un perfume embriagador, así que lo tengo que aceptar por narices, la veridad. Ni fiesta ni narices.
Estás queriendo la chica. Y la chica le gusta te pelar la pava. Para mí, me gusta leer los palabras de nosotros mentiras.
Me quedé sorda del ruido.
¿Una oportunidad?
¿Una oportunidad?